jueves, 23 de octubre de 2008

EL CASO DE LA MDRE DEL OCCISO


EL CASO DE LA MADRE DEL OCCISO
EL telefono reverbera, pero nadie va a contestar. El pequeño bulto yace frio como una piedra. Fue la madre que lo arrojó con vehemencia contra la pared. No con demencia. Nada de eso. Ella sabia muy bien que, tras el estrepito con que asio por el brazo al pequeño, y ese eco seco antes del estertor, ella sabia que no iba a vivir más.
Con lo facil que resulta deshacerce de lo que ya no se quiere. La madre. La virgen ensangrentada que esa noche vaporosa entre humos dulces, como en un ensueño fue arrastrada por las sombras. esos hombres canibales que estaban sedientos de su seno. Sus imperterritos vahos execrablemente lujuriantes. Y ella apacible. Absorta. En un calido infierno del que no se sale facilmente por lo agradable de la flamas carcomiendote las entrañas.
Y después de tantos meses, después de que se decía frente al espejo no llevar dentro de sí mas que a la muerte misma, no tiene pies ni cabeza preguntarse por qué hizo lo que hizo la madre.


1 comentario:

Víctor Hugo Osorio Céspedes dijo...

el título es: El caso de la madre del occiso.