miércoles, 5 de noviembre de 2008

LA HIPERTEXTUALIDAD O DEL LABERINTO

En la busqueda de significados y sentidos, los espectadores de mundo contemporáneo se valen de diferentes esquemas para organizar la influencia externa del mundo. Cuando se trata de un medio masificado y virtual, como la Internet -por ejemplo- ésta busqueda se torna difusa y heterogenea.
Toda una tradición cultural fundada en la lectura del texto impreso, del texto escrito en forma lineal, basada en jerarquizaciones y en la idea del centro o nucleo de la realidad, ha dado paso a una visión laberintica en cuanto a la busca de la realidad. Más allá de la descodificación del signo linguistico, la lectura se torna en interpretación simbólica.
El hipertexto nos da un ejemplo de esto. Con el fin de construir un tejido coherente en un mundo mediatizado por lo virtual, propio de la mal llamada "aldea global", la Internet se ha configurado en un tiempo-espacio propio para quienes se hayan a la deriva por las autopistas de la información o la des-información.
Pensamos que la hiper-textualidad es similar a la busqueda de quien se sumerge en los laberintos de laberintos.O en las redes de redes: en un mundo donde se va siempre a la expectativa de lo que surge por medio de hiper-vinculos, o ventanas y puertas que se abren en una mezcla heterogenea y disimil.
Por ello la pertinencia de los hipertextos en la ardua labor de construir significados y sentidos del mundo. Especialmente los que se construyen singular e individualmente: la realidad subjetiva y objetiva del mundo, del laberinto.

miércoles, 29 de octubre de 2008

"...Nosotros hemos descubierto la felicidad, nosotros sabemos el camino, nosotros encontramos la salida de milenios enteros de laberinto. ¡Qué otro la ha encontrado? -¿Acaso el hombre moderno? "Yo no se qué hacer; yo soy todo eso que no sabe qué hacer"- suspira el hombre moderno. De esa modernidad hemos estado enfermos, - de paz ambigua, de compromiso cobarde. de toda virtuosa suciedad propia del sí y no modernos

FRIEDRICH NIETZSCHE

jueves, 23 de octubre de 2008

EL CASO DE LA MDRE DEL OCCISO


EL CASO DE LA MADRE DEL OCCISO
EL telefono reverbera, pero nadie va a contestar. El pequeño bulto yace frio como una piedra. Fue la madre que lo arrojó con vehemencia contra la pared. No con demencia. Nada de eso. Ella sabia muy bien que, tras el estrepito con que asio por el brazo al pequeño, y ese eco seco antes del estertor, ella sabia que no iba a vivir más.
Con lo facil que resulta deshacerce de lo que ya no se quiere. La madre. La virgen ensangrentada que esa noche vaporosa entre humos dulces, como en un ensueño fue arrastrada por las sombras. esos hombres canibales que estaban sedientos de su seno. Sus imperterritos vahos execrablemente lujuriantes. Y ella apacible. Absorta. En un calido infierno del que no se sale facilmente por lo agradable de la flamas carcomiendote las entrañas.
Y después de tantos meses, después de que se decía frente al espejo no llevar dentro de sí mas que a la muerte misma, no tiene pies ni cabeza preguntarse por qué hizo lo que hizo la madre.


jueves, 28 de agosto de 2008

I. ¿PARA QUÉ SALIR DEL LABERINTO?



El hombre caminaba lentamente. A lado y lado, sobre su cabeza embotada con los muros, las calles ciegas, el vaho que se difumina y no deja ver el fondo del asunto. Algo le parecía cierto. En verdad se habia confudido esta vez. Y no habia ninguna Ariadna, ningún hilo para vencer al laberinto y salirse con la suya. Paso a paso el sol se venía cayendo, las sombras fueron saliendo de sus intimos escondrijos y de repente, todo es difuso, como las entrañas de un abominable engendro que te ha devorado hace tanto que ya no recuerdas.

Y, lentamente sigue caminando. Con el placer de quien se busca a si mismo, dando pasos firmes, sobre la manigua de su propio ser. También recordó esas palabras escritas en la pared de esa ciudad lejana: a la izquierda simpre, para escapar de las garras de la bestia abstracta, del hijo de la confusión perfecta. Y nunca pensó estár aquí, escribiendo sus pasos como un divagante en el desierto de sus dias oscuros, desolados como una sola y larguisima noche.

Hace miles de años que vaga por esos corredores. Antres estuvieron vacios. Ahora él era el vacio -que quizá en vano- tratraba de llenar ese otro vacio. Y, sin embargo, suele versele caminar, y dicen que habla entre dientes, en una lengua que sólo entenderian los seres que nunca han tenido palabras, y por lo tanto, hablan con silencios abismalmente elocuentes.


CONTINUARÁ...